Pasaron días en los cuales todo acontecimiento que le generara angustia como: estrés por un trabajo de la Universidad, dificultades familiares, soledad, aburrimiento, percepción de ella misma relacionada con baja autoestima y creencia de no merecer el apoyo y cariño de sus amigos, le traían ideas de hacerse daño para luchar contra su dolor emocional a través del físico. Empezó a usar esta salida para sobrevivir, no buscaba la muerte sino continuar viva. Aunque, no se estaba dando cuenta que los cortes se volvían repetitivos, así como una adicción, y de los brazos había pasado a su abdomen.
Maya, nos cuenta que llegó al punto de autolesionarse por el hecho de estar aburrida y no saber qué hacer con su vida.
Un día decidió buscar ayuda, le contó a unos amigos cercanos, sintiendo su amor, apoyo y comprensión. Además dio el paso de buscar terapia psicológica y a partir del momento en el cual habló, contó lo que le pasaba, lo que estaba haciendo con ella misma y dejó a un lado el miedo al rechazo, empezó a encontrar una luz en la oscuridad. Poco a poco con ayuda de la terapia fue contando lo que la angustiaba y sus miedos, comenzó a sentir un acompañamiento y empatía. Al principio, no fue tan sencillo porque empezó el proceso de encontrar la verdadera causa de su dolor emocional y eran muchas emociones encontradas pero al ir encontrando herramientas y métodos sanos para expresar sus emociones y decir las cosas, las autolesiones fueron disminuyendo, ya no eran repetitivas. Ya hace un mes no se hace cortes y cada día se levanta con ganas de salir adelante, aunque no es sencillo, busca dar lo mejor de ella, un día a la vez, puesto que en su presente va construyendo su futuro.
No hay que tener miedo de buscar ayuda, hay que hablar y compartir con personas de confianza lo que pasa, lo que sientes, ir a terapia es fundamental y aferrarse a lo bueno y sano de la vida.