Las
redondeces que aparecieron en mi cuerpo a medida que fui desarrollándome no
solo me generaban angustia, también me sentía fea, gorda, ¡redonda! Ya no
reconocía mi cuerpo y el cuerpo que se me presentaba en el espejo no era el que
yo quería para mí. En mi casa la dieta era tema de conversación constante, mi
hermano mayor siempre había sido gordito y mi hermana mayor estaba en las
mismas. Todos los días el tema obligado era no comas esto, si comieras esto
sería mejor para ti, no repitas, come más lento, etc. etc.
Como
tampoco era la niña más popular del colegio, y salía muy poco decidí achacarle
todos mis problemas al peso. Creía que mi vida sería mejor si controlaba mi
cuerpo y mi peso.
Yo
no sabía nada de nada de dietas ni que hacer para dejar de comer ni como
alimentarme, ni nada de nada, pero mi hermana mayor que estaba aparentemente
muy pasada de talla y mi mamá estaban muy preocupadas por esto, así fue como la
llevó a un centro médico especializado en bajar de peso, así descubrí el
concepto de caloría, tenía 14 años la primera vez que escuche esa fastidiosa palabra,
¡Mmmmmm caloría!
El
régimen de mi hermana consistía en 700 calorías al día, un escándalo que hoy no
sería siquiera concebible para alguien que quiera reducir peso, sin atentar
contra su salud, pero que a mí en ese momento me pareció una revelación.
No
recuerdo como conseguí mi primera tabla de calorías, pero desde ese momento me
convertí en toda una experta en contar calorías, Si hubiese puesto la mitad del
empeño que puse en aprenderme esa dichosa tabla de calorías en mis estudios,
muchos hubiesen sido los problemas que me habría ahorrado, pero mi obsesión
eran las calorías, y razone que si mi hermana de 20 años necesitaba 700 yo por
ser menor estaría perfecta con 500; 20 calorías una zanahoria, 70 calorías una
manzana, 30 calorías un tomate, 150 calorías ½ pechuga de pollo hervida, etc. etc.
etc. ¡Me estaba matando de hambre! Y no podía concentrarme en nada más que no
fuera calorías y que podría y no podría comer.
Como
el hambre era total, me llenaba con ‘Tab’, ¿Alguien recuerda esta gaseosa? Esta
fue la abuela de la coca cola Light, otro aliado era el Sucaryl que traían mis
abuelos de Estados Unidos y las hermesetas, las cuales utilizaba para endulzar
una limonada confeccionada con medio limón…..por aquello de las calorías!
Comencé
a bajar de peso, pero esos bajonazos no duraban gran cosa, como estaba siempre
con tanta hambre después del ayuno seguía la bacanal y me atrancaba con todo
aquello que estaba prohibido, así entre en la espiral del síndrome alimenticio,
dieta, bajaba peso, comía, subía de peso, dieta, bajaba de peso, hambre +
comida, subía de peso, dieta y así hasta hace unos años. Estoy en los 40 y comencé
en esta espiral a los 14, Se imaginan ¿Toda mi vida adulta y mi adolescencia a
dieta? Aquellos que no han sufrido la lucha de una persona gorda no saben la
frustración y la decepción que se sienten con cada intento fracasado por perder
peso, Las miradas de aprobación cuando estas delgada, de reprobación cuando
estas en los huesos y de asco cuando estas gorda, como si tu derecho a valorar
tu cuerpo no te correspondiera por derecho sino por imagen. Ese fue el comienzo
de mi delirio por la comida, esta es la etiología de mi desorden alimenticio.
Muy orgulloso de mi esposa, no sabia estos secretos.
ResponderEliminarmuy bueno por ella.