sábado, 27 de abril de 2013


Fenilpropanolamina!   

Cuando comenzó a cambiar mi cuerpo, aparecieron redondeces que no reconocía, y el hambre que sentía a pesar de toda el agua que tomaba era insoportable, recuerdo que habían noches en que lloraba de hambre y dolor de estomago, pero el dolor más profundo era el dolor de mi alma, quería ser flaca! Ser flaca significaba para mi ser bella, exitosa y aceptada… estaba dispuesta a cualquier cosa con tal de lograrlo, así fue como en un viaje a Miami descubrí la fenilpropanolamina, un compuesto utilizado como descongestionante que en grandes dosis calmaba el apetito. Comencé con mi régimen de pastillas una antes de desayunar todos los días; El milagro se hizo, no sentía hambre y no comer resultaba más fácil…

Así pase por lo menos 7 años de mi vida tomando fenilpropanolamina una vez al día sin parar, Los efectos secundarios no tardaron en aparecer, deje de menstruar, se me comenzó a caer el pelo, desarrolle un problema severo de tiroides y cuando me levantaba de la cama sentía que el mundo se desvanecía a mis pies… tenia mareos y no tenia energía, pero no tenía hambre y estaba dispuesta a seguir con tal de lograr entrar en un canon estético que poco o nada tenía que ver con mi tipo corporal.
Años después me entere que la fenilpropanolamina a la cual yo le había puesto tal fe, había sido retirada del mercado,  el compuesto estaba creando problemas cardiacos, daños cerebro vasculares e incluso en altas dosis, ¡la muerte! 


Ya para ese momento había logrado recuperarme de mi compulsión a las pastillas esas, pero otras seguirían apareciendo en mi recetario. Es una lucha constante no caer en la tentación de consumir esos venenos, lo que más ayuda, es construir una buena imagen mental de sí mismo y aceptar que el estuche con el que venimos es perfecto y no tenemos porque envenenarnos hasta desaparecer, solo tenemos que cuidarlo, protegerlo, y aprender a amarlo.

0 comentarios:

Publicar un comentario